Nos estábamos quedando en un pueblo llamado Cepeda, y este Domingo de Ramos, al salir con nuestros bastones de senderismo y bocatas, nos encontramos con un bautizo en medio de estas calles empedradas y difíciles de transitar. Nosotros a lo nuestro, pasamos por el medio de la gente, que iba muy arreglada, y ala, al campo que es lo nuestro.
Ya al salir del pueblo para coger la ruta que teníamos que seguir, dejábamos atrás esta estampa de Cepeda.
El día salió lluvioso, como casi todo el fin de semana.
Una vez que ya nos encontrábamos en nuestro mundo rural, vimos este puente de dos ojos por el que pasaba un río con bastante cauce por estos días. Estaba verde, y no nos imaginamos lo que mas tarde veriamos. Nos introdujimos en un mundo de cuento.
Viviendo un verde sueño. Nunca había visto un bosque así de verde, era la primera vez, y puedo asegurar que parecía que de un momento a otro uno de los árboles se iba a poner a hablar y mover las ramas y te diría: !No puedes estar en mi bosque!, o algo similar.
Aquí ya abrumado, rodeado de árboles parlanchines.
A lo lejos se veía Herguijuela de la Sierra. Estamos salvados, hemos salido del bosque verde.
Plaza del pueblo. Todo el día estuvo lloviendo, llegamos allí hasta arriba de barro y empapados. Nunca me alegré tanto de tomarme un café bien caliente en un bar como aquél. Ruta inquietante por el momento verde, y de superación por el clima. Unos 8 km. ida y vuelta, con muchos barrizales.
